Por – Linda Ojeda
Al escritor
fráncés Miguel de Montaigne se le reconoce como el creador del término ensayo
por publicar, en 1580, el primer prototipo de este género, titulado Essais. La palabra ensayo viene del
latín exagium que, en la Roma
antigua, estaba relacionado con el peso de las monedas. El ensayo es un escrito
en prosa de carácter expositivo o argumentativo. El fin primordial del ensayo
es demostrar, probar, persuadir o convencer
sobre diferentes asuntos temáticos, mediante una tesis bien fundamentada.
Esto se logra mediante un pensamiento crítico con un punto de vista personal y subjetivo,
acompañando de argumentos convincentes, ordenados y organizados, de forma clara
y precisa. Este tipo de texto literario suele ser de extensión moderada. Por su
contenido temático, se pueden clasificar en filosóficos, históricos, sociológicos,
etc. Según el estilo del autor, pueden ser argumentativos, informativos,
críticos, etc.
La
estructura del ensayo consta de tres elementos fundamentales: introducción,
desarrollo y conclusión.
Este género ha sido cultivado por grandes ensayistas de España, Hispanoamérica y Puerto Rico. Algunos de esos escritores son: Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, José Martínez Ruiz “Azorín”, José Martí, Eugenio María de Hostos, Alfonso Reyes, Luis Rafael Sánchez, Antonio S. Pedreira, entre otros.
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